Siempre que en el día a día me encuentro con un paciente me gustaría poder contar con esa caja de herramientas tan completa como la que trae un fontanero que acude a nuestra casa con los útiles precisos para cada reparación.
La curación, o la mejora de una enfermedad o sus síntomas, es una labor verdaderamente difícil. Pero ese objetivo se hace más asequible cuando en nuestra pequeña caja de herramientas encontramos esa llave.
Hay veces en las que, tras varias sesiones, me veo obligado a cambiar las técnicas de proceder: Es imprescindible, sin duda, que el profesional mantenga diariamente actualizada su formación, pero es más imprescindible aún ver la evolución y evaluación del proceso terapéutico. Para ello, siempre es fundamental la escucha del paciente.
No me olvido de las técnicas panaceas, aquellas fabulosas con las que el paciente, prácticamente, cura ipso facto… En 25 años de experiencia he de decir que sigo en busca de ellas y que el único consuelo que me queda es llegar a la conclusión de que todos esos años de trabajo diario pueden servir para perfeccionar la técnica y la metodología. Y que, con total certeza, las herramientas más útiles, baratas y eficaces son las manos y la intención de uno mismo.
No entendería mi vida sin Rafa,Dios Le ha bendecido esas manos y el tiene un alma blanca gracias cielooooooo!